Cuando comencé con mi vida profesional, al salir de la universidad, llegaron a mí las tarjetas de crédito con las que me sentí poderosa.
Me enfrasqué en coleccionar tarjetas de crédito y además a usarlas todas, de tal forma que llegó un momento que cometí el error común (ahora lo entiendo) de sacar de una para pagar a la otra, destapar un pozo chico para hacer un pozo más grande.
Al pasar del tiempo, tomé decisiones importantes en mi vida: casarme, cambiar de ciudad y pensar que las deudas se quedaban en mi ciudad de origen, o bien que esperarían para que yo las pagará a mi tiempo.
Mientras tanto se iban acumulando intereses tras intereses, aquí es donde empieza la historia de mi comadre Viridiana.
En la nueva ciudad rápidamente, conseguí un trabajo gracias a mi capacidad y a la recomendación de una amiga de mi esposo y mía. Ahí conocí a “Viri» que con el tiempo se hizo mi comadre, una mujer con ideas bastante disruptivas para solucionar situaciones personales.
En el tiempo que estuvimos juntas por tema de trabajo nos ayudamos tanto en lo profesional como en la vida personal, ambas casadas, ella madre de un maravilloso niño, el cual ahora es mi ahijado.
Cuando compartí con ella mi angustia de deudora arrepentida me sentía tan avergonzada porque creía que era la única persona en el mundo que tenía ese problema.
Así que ella me ubicó en una realidad donde no existen los cuentos de hadas sino mujeres valientes, con su ayuda pude salir adelante y hoy orgullosamente puedo decir que estoy en verde en buró de crédito.
Fueron muchos sus consejos así que les resumo algunos:
Con el tiempo dejamos de trabajar juntas, sin embargo, continuamos con nuestra amistad, entonces a base de mi trabajo, del apoyo incondicional de mi esposo y mi familia salí adelante y quedó sin efecto una profecía que mi papá decía: ¡Agua se te hace en las manos el dinero! entre otras cosas.
Con esta experiencia pretendo dar aliento a las personas que se encuentran endeudadas de que podemos salir adelante si escuchamos a los que están en nuestro entorno y también me gustaría ser ejemplo de lo que no se debe hacer.
Se preguntarán si aún veo a mi comadre, por la pandemia no hemos podido coincidir, pero estamos en contacto y les quiero decir que es una mujer valiente de la que sigo aprendiendo.