Estás cenando con amigos y a la hora de que llega la cuenta te da pena decirles que, en lugar de dividirla por partes iguales, prefieres que cada quien pague lo que consumió.
Ignoras por décima vez la llamada de cobranza del banco. Te da vergüenza contestar que no puedes pagar tu deuda y la llamada te recuerda que has fracasado en conseguir trabajo.
Un amigo te pide dinero prestado y te da pena cobrarle, aunque esto significa endeudarte.
Quieres empezar a invertir, pero te da pena pararte en un banco o casa de bolsa porque crees que tienes muy poco dinero: “Nadie va a querer mis $6 mil pesos”.
Ganas más que tu pareja y no sólo te da pena decírselo, sino hasta ofrecerte a pagar algo: “Lo voy a hacer sentir menos ”.
Vas de compras y escondes las bolsas para evitar que te digan: “¡Cuánto gastas!”
Sabes que tienes que hacer un presupuesto, pero para poder proyectar tus flujos tienes que registrar los que llevas. No quieres empezar porque vas a revivir todas estas situaciones que has vivido.
Casi todos sentimos vergüenza, ocultamos nuestra relación con el dinero y rara vez hablamos de él. Cuando lo hacemos, somos extremadamente cautelosos con lo que decimos cuidando proyectar cierta imagen. Filtramos la impresión que queremos causar, encubriendo tener o no tener dinero. Creamos excusas y mentiras, lo ocultamos y usamos tarjetas de crédito para esconder cuánto debemos. Llegamos hasta mentirnos a nosotros mismos sobre la cantidad de dinero que tenemos o lo que debemos.
“Almost all of us exhibit shame, hiding our personal relationship to money, rarely speaking of it; when we do, we are extremely careful about what we say, careful to create a certain image. We censor the impressions we give, we cover up having or not having money, we make excuses about it, we lie, we are silent about it, we keep money secrets, and we use plastic credit cards that conceal how much debt we have. Sometimes we even lie to ourselves about how little or how much money we have or how much debt we’re in.”
En el libro que les recomendé en mi artículo pasado, la autora Kate Levinson PhD dedica el capítulo 6 a la Pena o Vergüenza que sentimos con relación al dinero. Menciona que es inevitable sentir vergüenza, especialmente cuando se trata de dinero.
Vergüenza es sentir que algo está mal con nosotros, que de alguna manera somos defectuosos.
“Shame is the feeling that there is something wrong with us, that we are in some way flawed.”
Ver mis ingresos y gastos son un reflejo de mi imperfección. Todos estos momentos de pena relacionados al dinero van a quedar registrados: el desorden de mis cuentas, lo que compré y me arrepiento, lo mal que invertí, etc.
Por mucho tiempo pensé: Y ¿qué pasa si no lo hago? Realmente no pasa nada, puedo seguir viviendo sin que el excel me haga sentir mal. Pero parafraseando la respuesta de Pedro Campos cuando le pregunté que qué le recomendaría a las personas que no se animan a empezar: “Después de este punto (hacer un presupuesto) todo va a mejorar”.
Este mes vamos a hablar sobre cómo registrar nuestros flujos: (ingresos o entradas) – (egresos o salidas) para proyectar esta información y hacer un presupuesto. Puede ser que muchos de ustedes tengan su turbo excel lleno de fórmulas, si es así espero encuentren algo de información adicional. Pero para los que no, creo que algunos de los primeros pasos previos al excel son:
Yo sé que hay mucha información sobre cómo hacer un presupuesto, estoy segura de que cualquier persona con acceso al internet puede encontrar muchas maneras de hacerlo. Pero, ¿Qué es lo que nos impide empezarlo? Para mí había sido el miedo a no cumplir con mis propias expectativas.
*Recomendación: Algo adicional que me inspiró esta semana fue el especial de Netflix de Brené Brown: A Call to Courage. Escucharla fue como un tipo de terapia donde acabé llorando y riéndome al mismo tiempo. En sus pláticas pasadas habla sobre vulnerabilidad, vergüenza y en este último sobre valentía. Por más que he pensado, es imposible darles los puntos clave, mejor véanlo.
+Ver más sobre presupuesto: